Por: Gabriel Donoso, alumno del Máster en Periodismo de Viajes 2022.
Es un martes, llegan las seis de la tarde y un grupo de adultos, jóvenes y niños se reúnen en uno de los 3 salones del centro cultural Arte Sants; todos vestidos con un Keikogi negro, obis de distintos colores y un parche en el pecho, a la altura del corazón, bordado con un kanji japones que quiere decir “Bujin”, Divino Guerrero, símbolo de la Bujinkan; la mayoría además porta otro emblema en la manga izquierda: un parche con la representación de un ave, la insignia de Unryu-Kai.
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