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El hedor de un mercado que desprende tradición

Por: Adrián Roque, alumno del Máster en Periodismo de Viajes 2023

A poco más de una hora de la capital, la ciudad de Tanji y su mercado de pescado se postulan como uno de los principales motores económicos del país. En la desembocadura del río Gambia, esta lonja es famosa por ser la más grande y animada de la región, por su papel crucial en el turismo local y la oferta de una visión única de la vida gambiana.

El atardecer cae sobre los techos de chapa oxidada que conforman el mercado pesquero de Tanji. Su vida, aroma y colores dibujan en la costa del país más pequeño de África occidental una suerte de paraje que se aísla del intento urbanita del resto de Gambia. Además de ser uno de los mayores generadores de empleo en su país, el mercado de Tanji se impone como un antiguo Ágora romano, punto de encuentro social donde los gambianos se reúnen para socializar y disfrutar de la caída de la tarde.

Fingir ser expertos

Los niños aprenden desde pequeños el oficio de la pesca, acompañando a sus padres y a sus madres desde la mañana hasta la caída del sol. Entre las olas y las barcas varadas en las orillas, desde las que algunos autóctonos aprovechan para vender sus productos. Los más pequeños juegan, corren y fingen ser (de cara al turista) jóvenes expertos en la materia, acercándose en un intento pueril a ofrecer los productos que sus familias hayan conseguido aquel día.

El oficio femenino

Si bien la labor de alta mar se reduce únicamente a los hombres de las familias, las mujeres tienen también un papel crucial en el desarrollo de las lonjas gambianas. Ellas esperan durante todo el día junto a las barcas para luego ayudar a descargar el producto y son las encargadas de la venta de este, las subastas y la interacción con los compradores.

La belleza del costumbrismo

Gambia es rico en historia, cultura, gastronomía y naturaleza. A pesar de ser un país pequeño, su vasto río inunda de vegetación, manglares y especies toda la zona. No obstante, a pesar del turismo naturista y las expectativas paisajísticas que ofrece, Gambia es Tanji. Su mercado, su hedor, sus regateos, su hedor, su gente, su hedor, sus colores, su hedor. Su aroma. Su esencia. La belleza del costumbrismo se realza en una lonja que ha conseguido escapar de la esclavitud a la que estuvo sometida por siglos y se muestra con la mayor libertad que uno pueda observar a kilómetros a la redonda.

La costumbre de dejar que buena parte del pescado se pudra para luego cubrirlo con sal es una técnica de preservación tradicional en varias partes del mundo, también en Gambia. En entornos tropicales como este, donde las altas temperaturas pueden acelerar la descomposición de los alimentos, la fermentación y la salazón son métodos efectivos de preservación. Esto genera un sabor y aroma distintivos al pescado. Aunque puede sonar poco apetitoso, este método es parte de la tradición culinaria gambiana y es apreciado por aquellos que disfrutan de sabores intensos y complejos.

El costumbrismo de Tanji se graba en la memoria visual y olfativa de sus visitantes.

Seguirá poniéndose el sol

La pesca en Gambia no solo es su principal actividad económica sino que también desarrolla uno de los papeles más cruciales de su cultura: la cohesión social de las comunidades costeras. El pescado es uno de los ejes que vertebran la dieta gambiana. Dada la ubicación geográfica del país, con acceso tanto al océano Atlántico como al río Gambia, la pesca desempeña un papel vital en la seguridad alimentaria, proporcionando una fuente sostenible de alimento para una de las poblaciones más pobres del mundo.

A pesar de tener que hacer frente a desafíos como la vulnerabilidad en los cambios de la industria pesquera, la sobreexplotación, la pesca ilegal y la degradación del medio ambiente marino, los pescadores siguen adaptándose día a día a los infortunios de un mundo en constante cambio. Gambia se adapta, en Tanji seguirá poniéndose el sol. Por ahora.