El proyecto “Frontera Caribe”, impulsado por el Fons de Solidaritat de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), busca fortalecer la docencia, la investigación y el periodismo sobre la frontera entre República Dominicana y Haití. A través de talleres, jornadas y espacios de co-creación, la iniciativa promueve una mirada crítica y colaborativa sobre temas como la violencia, la migración, el papel de la mujer y el medioambiente, apostando por narrativas que sitúen al ser humano en el centro del relato.
En este contexto, el profesor Andrea De-Santis, de la Facultad de Periodismo y Comunicación de la UAB, reflexiona sobre cómo el periodismo puede contribuir a construir narrativas más equitativas y humanas en torno a las fronteras. Doctor en Comunicación, director académico y coordinador del Grupo de Investigación en Comunicación, Educación y Ambiente (GICEA), De-Santis defiende un periodismo ético y colaborativo, capaz de transformar las fronteras en espacios de encuentro, resiliencia y diálogo intercultural.
Su experiencia invita a reflexionar sobre varias cuestiones clave para el periodismo transfronterizo y la investigación sobre movilidad humana
¿Cómo puede el periodismo contribuir a generar narrativas más equitativas sobre las fronteras y los territorios en conflicto?
Situando el ser humano, y no al territorio, al centro del relato. Las fronteras son construcciones políticas y culturales creadas para separar lo propio de lo ajeno, limites simbólicos que dividen el mundo mediante confines diseñados en los mapas, que poco se adaptan a la morfología del territorio y las identidades históricas de sus pueblos. Al narrar la movilidad humana desde una mirada intercultural, entendida como dialogo y reconocimiento mutuo, el periodismo puede contribuir a la construcción de una ciudadanía global, en un ejercicio de mediación entre interdependencias históricas, económicas y culturales.
¿Qué enfoques narrativos y metodológicos permiten cubrir la violencia fronteriza o migratoria sin recurrir al sensacionalismo ni revictimizar a las personas afectadas?
Aquellos que dan prioridad a las personas y sus historias, mediante una adecuada contextualización y tratamiento ético de la migración. El lenguaje es un acto de poder y el periodismo debe cuidarse del replicar discursos de dominación o exclusión, utilizando narrativas enfocadas en los testimonios más que en los discursos oficiales. El reto es desplazar la noticia del “conflicto” al “encuentro”, del problema a la solución.
¿De qué manera las historias de mujeres migrantes y trabajadoras fronterizas pueden transformar las narrativas mediáticas sobre movilidad, cuidado y resiliencia transnacional?
Revelando la dimensión humana y emocional de la migración, muchas veces invisibilizada por los discursos centrados sobre la seguridad o la economía. Las mujeres viven la migración no solamente como un desplazamiento, sino como una experiencia de resistencia cotidiana. Cuando sus familiares migran, ellas permanecen en casa cuidando y sosteniendo a la familia. Cuando viajan, en muchas ocasiones, son responsables de la vida de sus hijos, soportando cargas físicas y emocionales que desafían los limites humanos. Narrar estas historias significa devolver humanidad a la migración y convertir las fronteras en espacios de resiliencia y solidaridad.
¿Qué estrategias periodísticas permiten incorporar la dimensión medioambiental en la cobertura de conflictos migratorios o fronterizos vinculados a los recursos naturales y la degradación ambiental?
La vinculación de la movilidad humana con sus causas estructurales. La historia evidencia que las grandes migraciones se han originado principalmente a causas de dos factores, los conflictos entre pueblos y las crisis medioambientales, a las que hoy se suman los intereses económicos de sociedades globalizadas. Detrás de los desplazamientos masivos, en muchas ocasiones, se encuentran ecosistemas degradados, regiones devastadas por la guerra y territorios transformados por la explotación de recursos. La principal estrategia periodística consiste en no perder la conexión entre la migración y el territorio, integrando datos técnicos y criterios de expertos medioambientales al testimonio humano. La formación especializada del periodista en comunicación ambiental y la colaboración con el mundo científico y académico resultan fundamentales para afrontar este desafío.
¿Qué modelos de colaboración entre universidades, medios y comunidades pueden fortalecer la producción periodística transfronteriza desde la co-creación y el intercambio de saberes?
Aquellos que permitan establecer y consolidar relaciones horizontales entre los diferentes actores, capaces de fortalecer el dialogo, la confianza y el respecto de cada realidad. La migración es un fenómeno que implica contextos complejos, información dispersa y dificultades de acceso. El intercambio de conocimiento, la colaboración y la co-creación permiten superar estas barreras acercando la narrativa periodística a la perspectiva de los protagonistas de la noticia, generando contenido informativo más preciso capaz de alcanzar audiencias diversas. Un modelo efectivo es aquel que conecta el conocimiento especializado generado en las universidades y centros de investigación con los medios de comunicación, quienes se encargan de traducirla en narrativas accesibles para la ciudadanía gracias a dinámicas de “coproducción” en las cuales los protagonistas, los migrantes, aportan matices al relato de hechos y datos.
Como concluye Andrea De-Santis, poner a las personas en el centro de las historias sobre fronteras permite un periodismo más ético y humano. Proyectos como Frontera Caribe demuestran que la colaboración entre universidades, medios y comunidades es clave para transformar conflictos y migraciones en relatos de encuentro, resiliencia y diálogo.








