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Sandra Martín: «El periodista de viajes tiene que ser un narrador que te lleve por los lugares, pero sin ser el protagonista absoluto»

Por: Raquel Pryzant, alumna del Máster en Periodismo de Viajes 2022.

Más de entrevistar que ser entrevistada, Sandra Martín es una de las referencias del mundo editorial de viajes en España. Las montañas de Cataluña fueron una primera inspiración, que se renueva cada día con la llegada de los nuevos artículos encargados. El kiosco más cercano siempre tiene el último número de las revistas firmadas por ella. Y que, seguramente, pasaron por la mirada rigurosa, y a la vez muy amable de la jefa de redacción.

¿Cómo empezaste en el periodismo de viajes?

Empecé a escribir artículos cuando aún estaba estudiando la carrera. Con reportajes para televisiones locales y artículos sobre turismo activo para diferentes medios y revistas. Cuando acabé la carrera ya era jefa de prensa de un club excursionista centenario de aquí de Catalunya, el Centre Excursionista de Catalunya.

Al cabo de unos años me propusieron ser la jefa de redacción de la revista de viajes Altaïr Magazine, una revista veterana en el sector que se hacía en Barcelona. Allí estuve cinco o seis años, hasta que me propusieron ser la jefa de redacción de Viajes National Geographic, de la editorial RBA.

¿Podrías contar un poco de tu época en el Altaïr Magazine? ¿Qué hacías ahí?

Cuando me incorporé al equipo de la revista Altaïr, era una revista bimestral. En esos momentos se trataba de un monográfico que se centraba en un país y lo describía desde todos sus aspectos: el antropológico, deportivo, religioso y también artístico. Era una revista dedicada a un país, pero desde todos los aspectos que pueden interesar a un viajero global.

¿Cómo recibía el público este formato multidisciplinar de un mismo destino?

Altaïr siempre ha tenido un público muy fiel porque tiene detrás una librería de viajes también muy conocida y el tipo de viajeros que compraban la revista y que se escribían eran de los que creían en este tipo de viajes que sirven para conocer un lugar a fondo.

Tener un monográfico que te explica un destino así, tan en profundidad, te permite estar atento a más cosas cuando vas allí. A lo mejor no puedes verlo todo. No quiere decir que lo que hayas leído en la revista, luego tú vayas a visitarlo, pero sí
que te abre los ojos si surge la oportunidad. Al girar una esquina ves una cosa que te llama la atención. Eso te relaciona y te llama el interés. Y es una manera de abrirte al mundo o a más perspectivas, más maneras de ver las cosas.

¿Hace cuanto que eres redactora jefa y como es trabajar en la revista Viajes National Geographic?

Como redactora jefa llevo 16 años más o menos y para mí ha sido una experiencia muy gratificante. Siempre se aprenden cosas, se conocen autores nuevos. Mi trabajo consiste en encargar los textos, buscar autores que sepan describirlos bien y luego orientarlos para que hagan en sus artículos, revisar esos textos, editarlos y colocarlos en página.

A veces yo misma escribo artículos también de viajes, así que siempre se aprenden cosas. La revista tiene seis grandes temas centrales y dos más pequeños, que también son bastante largos, pero menos, y otros de una página. Es decir, que hay como una decena de contenidos cada mes. Es mucho.

¿Cuándo editas los textos que van para la revista, para quién van direccionados?

Yo creo que los lectores de Viajes National Geographic son también parecidos a los que tenían cuando yo trabajaba en Altaïr. Son lectores interesados en múltiples aspectos de un destino. Por eso nuestros artículos también cubren todos esos aspectos.

Paseamos por una ciudad, un país o una región y a lo largo de ese de ese artículo, el lector puede conocer la cultura, los paisajes y las tradiciones. Además, cuando lo acabas de leer, a lo mejor esa ruta o ese artículo le puede servir como base de su propio viaje.

¿Cómo la manera de contar los viajes puede ayudar a este lector a conocer el destino?

El estilo de Viajes National Geographic es un estilo que no es ni muy personal ni muy impersonal. Es el estilo de periodismo de viajes. Tiene que ser un narrador que te lleve por los lugares, describiendo los sitios, haciendo algún apunte sobre su experiencia, pero sin ser el protagonista absoluto. Porque en el momento en que tú eres el protagonista absoluto, pierdes la capacidad de ser periodista.

Cuando tú quieres describir un lugar, tienes que intentar que el lector no piense que estás explicando tu propia aventura, sino que le estás abriendo los ojos a un paisaje o un territorio por el que él vea. Otras cosas no tienen por qué ser las tuyas.

¿Cuáles son las diferencias entre el periodismo para revista y para la web?

No tendrían que ser muy diferentes, pero en la web no hay limitación de espacio, cosa que en el papel sí. Además, los textos de la revista de papel se pueden permitir ser más literarios porque mientras los estás leyendo vas viendo las imágenes. Es una lectura más tranquila. Ya el estilo de la web es más cortado y te permite leerlo en cualquier parte.

¿Hubo una diferencia entre los enfoques de los periodistas cinco años atrás y ahora?

Desde hace diez años los periodistas de viajes se fijan más en la sostenibilidad de los lugares a los que viajan. Hay más sensibilidad por los destinos sostenibles y el respeto por las tradiciones.

También te diré que tanto en Altaïr como en Viajes National Geographic eso ya se ha tenido siempre en consideración. Siempre todos los artículos que yo he editado, los autores han tenido en cuenta el respeto por las tradiciones locales y el respeto por la naturaleza. Por ejemplo, no vamos a decirle a los turistas que compren esponjas naturales en Grecia, porque es una especie protegida.